El otro día, hablando de la última newsletter con una amiga —me gusta mucho que de una newsletter salga otra, como en las bodas— me decía que esto de aprovechar la vida es más complicado de lo que parece, porque le frustra mucho la sensación de no estar haciendo nada extraordinario, pero a la vez tampoco le apetece hacerlo.
Lo que sí le apetece es sentir que lo ha hecho. Recordar lo vivido. Contar que un día lo hizo. Hablar a toro pasado. Explicarse a sí misma que está aprovechando el tiempo. Tener unos recuerdos que le confirmen que, según mandan los cánones, su vida está siendo completa.
Queremos tener una historia bonita, pero cada vez nos da más pereza vivirla. Anhelamos poder compartir nuestra gran aventura, pero sin pagar el precio que tienen los grandes acontecimientos: salir de casa, buscarse la vida, fracasar, caerse, equivocarse, tener miedo, dudar, que las cosas no salgan bien, volver a empezar.
Queremos saltarnos todo eso para ir directos a la pantalla final de la partida y contar lo increíbles que fueron nuestras hazañas. Creo que las redes sociales nos han disociado y ya no vemos la vida desde nuestros ojos, sino desde una cámara imaginaria que nos enfoca en todo momento y nos pregunta qué le vamos a contar al mundo. Nos hemos convertido en los directores de un videoclip que tiene que quedar bonito, pero que no va a ser vivido.
Recuerdo estar de viaje en el sureste asiático paseando por una playa y vi a una chica sentada en la arena como aburrida mirando el movil. Al rato cuando volvía del paseo a la misma chica dando como saltitos en la orilla del mar riéndose muchísimo y mirando hacia la arena. Luego fue a la toalla y cogió el movil que tenia en un minitripode para ver cómo había quedado el video. Me pareció terriblemente ridículo y triste.
qué reflexión tan curiosa . . es verdad que, antes de las redes sociales, uno se mostraba a su entorno cercano y de una forma orgánica . . aún recuerdo ese mundo . . en cambio hoy esa visión de nuestra vida en imágenes es tan real y cotidiana...
antes estaban las fotos analógicas, pero no existía la opción de publicarlas ante el mundo entero y creo que no las sentíamos como una explicación de quienes somos . . la vida era una experiencia más íntima
de todas formas no tengo nostalgia, al menos desde la cuarentena este momento me parece el más excepcional si las herramientas a tu alcance no te aplastan como ser humano . . para gente más joven me hace dudar . . ya se verá . . ojalá se normalice tanto que ya no nos afecte de esta forma . . que las redes sociales dejen de aturdirnos a fuerza de ser la normalidad o nos hagan más fuertes
ojalá llegue un momento en que sintamos la exposición como una forma de compartir nuestra autenticidad, en vez de una construcción del ego tortuosa...