Hay veces que escribo esta newsletter el lunes y me da mucha rabia tener que esperar una semana entera para publicarla, pero la inspiración viene cuando quiere. Le vas a decir tú a la inspiración cuándo presentarse ante ti. Como si no fueras tú el que está a su servicio, como si ella no supiera quién manda aquí. Pero a veces, pasa todo lo contrario. La semana se agota y no he sido capaz de encontrar la idea que necesito.
Ya es viernes, son las 2:27 de la madrugada y no tengo sueño. Acabo de llegar de una cena con amigos y me he sentado en la mesa del despacho de casa a ver vídeos aleatorios. Youtube cada vez me conoce mejor y me recomienda cosas muy variadas pero bastante acertadas. Voy saltando de uno a otro: videoclips, unos tíos que construyen cosas increíbles con sus propias manos, una entrevista de un podcast que no cumple lo que prometía el clickbait, gente que restaura objetos muy gastados y los dejan como nuevos, conciertos, el gol del mundial en “Informe Robinson”… A veces, tengo la sensación de que llevo años viendo las mismas cosas en bucle.
Me gusta escribir de noche. Ahora se oye de fondo el camión de la basura, un vecino se ha dejado la luz de la terraza encendida, otro acaba de cerrar la persiana y yo no puedo evitar preguntarme qué pensaría alguien si me viera, desde su casa, escribir a estas horas. Nunca sabes quién puede estar mirándote. Quizá imaginaría que voy retrasado en la entrega de una novela, o que escribo mi diario, o una nota de suicidio, o una carta de amor.
Hoy me apetecía hacer una newsletter en la que hablara de la propia newsletter. Salir del qué para explicar el cómo. Escribir sobre escribir. Y como suele pasar con todo, si vas avanzando, acabas llegando a un destino. Puede que no sea el mejor, quizá no es el que andaba buscando, pero igual que con la inspiración, podría ser que, en realidad, haya sido él quien me ha encontrado a mí.
Gracias, Enric.
Cada sábado, si no hay algo excepcional que rompa la rutina, desayuno leyendo varias newsletters a las que estoy suscrita.
Cada una aporta cosas diferentes.
La tuya es como la escena de una buena película, de esas que tienen la habilidad de transmitir mucho sin aparentar gran cosa. La magia del cine. Y de tus letras.
Como decía Picasso que la inspiración te pille trabajando. Así que gracias por explicarnos el cómo haces que estas palabras cada semana nos hagan sentir, vibrar, reconocernos, pero sobretodo disfrutarlas. Me atrevería a decir que no eres el único que espera con ganas que pase la semana para recibir tus letras. Gracias por compartir y compartirte tan bonito. ¡Feliz sábado!