Hay una manera bonita de pensar en la forma que tenemos de estar en el mundo. Y es con la teoría de que toda la gente que nos encontramos en nuestra vida somos nosotros mismos. Es decir, que cada una de las personas con las que nos cruzamos, desde las más importantes a las menos, son una proyección nuestra.
Como un mundo lleno de espejos en los que, en cada uno de ellos, se refleja una parte de nosotros. Las cosas que más nos gustan y las que menos. Las que nos encantan y las que odiamos. Todo proyectado en otras personas, representado como una gran obra de teatro dentro de nuestra mente.
¿Alguna vez has soñado con alguien sabiendo que en realidad es otra persona? Ver, por ejemplo, la cara de un compañero de trabajo pero sentir que es tu hermano quien está delante. Pues algo así pero en la vida real y siendo tú todos los personajes.
Y todo lo que hacemos, tanto si dañas a alguien, como si haces algo bueno por otra persona, siempre te lo estás haciendo a ti. Tiene cierto sentido porque todas las personas con las que nos encontramos nos hacen crecer, reflexionar, cambiar, evolucionar… Todas son útiles y nos enseñan algo. El juego siempre es con nosotros mismos.
Si esta teoría fuera real y estuviera en lo cierto, este texto lo estaría escribiendo para unos lectores que son, en realidad, yo mismo. O quizá yo soy tú y simplemente estás leyendo la carta que necesitabas recibir hoy.
M’encanta com has definit la famosa “ley del espejo” perquè en realitat és així , tal qual ho has explicat, tots som tots i hi ha persones que treuen el millor de tu i d’altres que et treuen de polleguera, hem de rascar una mica i veure que hi ha darrera d’aquestes emocions.
Feliç diumenge!
Estoy de acuerdo con que escribes muy bien ...y que este texto resulta un poco perturbador. Conozco “la ley del espejo “, pero nunca se me había ocurrido plantarla de esta manera. Muy buena visión, sobre todo en esta sociedad tan poco empática con los demás....Buena reflexión para empezar un domingo!!!