Mientras esté en Nueva York os voy a ir diciendo también desde dónde escribo cada newsletter porque el lugar también la hace especial. Hoy estoy en la Biblioteca Nacional (The New York Public Library), al lado de Bryant Park, donde puedes venir a trabajar como si fuera cualquier otra biblioteca. Está llena de gente, pero he encontrado sitio para sentarme. Hay estudiantes y más personas mayores trabajando. Siempre he pensado que yo seré así cuando tenga setenta u ochenta años. Me veo yendo a una biblioteca, o a un café, a pasar la mañana leyendo y escribiendo.
Son las cuatro de la tarde y todavía no puedo evitar contar seis horas más para saber qué marcan los relojes en España. Allí son las diez, así que calculo que cuando salga ya estará todo el mundo durmiendo. Vivir al revés de la gente con la que sueles comunicarte es extraño. Cuando me despierto, sobre las siete, y aquí todavía va todo en cierta cámara lenta, en España ya es la una del mediodía. Eso significa que desde que abro un ojo el WhatsApp hecha humo y nunca tengo menos de diez mails. Te despiertas siempre con la sensación de llegar tarde a todo.
Hace días que me cuesta conciliar el sueño por un exceso de sueños. Hay tantas cosas que hacer aquí. Tanto por ver, por conocer, por crear, por vivir... Ya hace una semana que llegamos y me ha pasado como un suspiro. En esta ciudad resulta un poco más fácil tejer una red de contactos. Todo el mundo conoce a alguien que vive aquí, que a su vez también conoce a un grupo de españoles y cuando te quieres dar cuenta tienes planes para un mes con gente que ayer no conocías.
Nos han invitado a una fiesta de Halloween en el MoMA. Cualquier cosa parece más cool en Manhattan. Esta ciudad es tan inabarcable que se te acumulan los eventos. Todavía no hemos hecho casi turismo, pero me gusta más este ritmo que se parece a vivir aquí. Ir paseando la ciudad, viendo cosas sin prisa. Entrar en tiendas, quedar con gente que viene unos días, grabar a mi ritmo, inspirarme por la calle, escribir en bares, buscar historias. La verdad es que no sé si viviría aquí mucho tiempo, pero es ideal para escaparse de vez en cuando, eso seguro.
Bonita fotografía donde se ve mi edificio favorito de Nueva York.
Amo vivir así las ciudades, sin hacer el típico recorrido turístico que agota y no te deja disfrutar de otras sensaciones y experiencias.
No te dejes enredar por la prisa o la sensación de llegar tarde. Una opción es leer los mensajes seis horas más tarde de cuando llegaron. Salvo que sea algo urgente, que casi nada lo es, estarás más en sintonía con tu ritmo cotidiano.
Muchas gracias, Enric.
Yo creo que cuando vas a un lugar de forma temporal, lo vives al máximo. Lo exprimes de una manera diferente a si te mudaras allí a vivir. En parte por eso hay vivencias tan intensas. Y la gran mayoría de experiencias se tiñen de sonrisa y de colores.
Tiene muy buena pinta lo que cuentas. Aprovecha esta experiencia al máximo.
¡Y cuéntanoslo!