Todavía no son las 7h de la mañana. Ahora mismo la casa está en completo silencio y solo escucho a mi perro Bacon dormido, respirando a mi lado. Es viernes, pero la agenda de hoy saca humo y la única forma de poder dedicar un buen rato a escribir era ganar tiempo por delante.
Mañana pasan dos cosas importantes: estreno esta newsletter y es mi cumpleaños. No sé si por este orden de importancia, pero coinciden. Cumplo 39 años. Lo veo escrito y me cuesta creerlo. Pero si hace diez minutos tenía veinte años y estaba preguntándome qué hacer con mi vida…
La verdad es que a punto de los 39 no tengo grandes certezas. Ese es, creo, uno de los grandes aprendizajes de la vida. Que los años no te dan ningún tipo de seguridad. La experiencia, siempre tan sobrevalorada, solo sirve para crearnos prejuicios y creencias. El otro día leí una frase que me gustó, y venía a decir que la experiencia, en el fondo, es hacer algo durante mucho tiempo, pero nadie te asegura que lo estés haciendo bien. Hay otra de Jaume Perich que también me encanta: “La experiencia nos enseña que la experiencia no sirve para nada”.
Pensar que cumplir años nos va a dar la experiencia que necesitamos es suponer que no nos van a pasar cosas nuevas. O que somos máquinas de aprendizaje. Y ni una cosa ni la otra, espero. Uno tiene experiencia en el amor y se vuelve a enamorar como un tonto cuando llega esa persona. Uno tiene experiencia en el trabajo y a cada nuevo reto se ilusiona igual. Y a los que sois padres o madres, supongo que la experiencia del primer hijo no le habrá sacado ni una pizca de emoción al segundo. La historia que nos contaron cuando éramos pequeños es que los adultos lo tienen todo controlado. ES MENTIRA. Todos estamos improvisando constantemente. Los que nos contaron esa historia, también.
Lo que sí me gusta son las experiencias. Esas cosas que te llenan la mochila y se quedan contigo para siempre en forma de recuerdo. Son como fotos mentales que llenan nuestro archivo emocional y nos hacen ser quienes somos. De esas sí tengo unas cuantas más que a los veinte. Y espero que queden muchas más por vivir.
Para la mayoría el año empieza en enero, pero hay gente que siente que empieza en septiembre. A mi siempre me ha parecido que el año empieza el día de tu cumpleaños. Al menos tu año, el de tu cuenta personal. Así que toca hacer balance y ver qué cosas quedan por cumplir todavía. Últimamente tengo muchas ganas de vivir en Nueva York. Hace diez años estuve viviendo casi dos meses y todavía no he olvidado la energía de esa ciudad. Es espectacular.
Y ya que hoy esto va de cumplir años, os comparto uno de los relatos de mi libro Mentiras en Honor a la Verdad, que va sobre eso, sobre no contar los años, sino las cosas que hacemos en ellos.
De las preguntas más absurdas que nos pueden hacer en la vida es qué edad tenemos. Porque no nos da ninguna pista de a quién tenemos delante. Yo la verdad es que no lo sé. Ni me importa. Porque lo importante no es cuantos años tenemos, sino en cuántos de ellos hemos vivido.
Yo prefiero decir que tengo 42 miradas en el metro que me han hecho sonreír. Tengo 2 "te quiero" suicidas que dije sabiendo que quien tenía delante no me quería a mi. También tengo 14 abrazos inolvidables, 3 de ellos irrepetibles porque quien me los dio ya no está. Tengo unos 35 "lo siento" de los cuales 8 jamás me perdonaron. Tengo 6 noches de hospital al lado de alguien que me importaba y 7 madrugadas pensando en una persona a quien no le importaba yo. Tengo unos 5.200 besos, pero solo me acuerdo de 6. Tengo 4 veranos que fueron infinitos y 3 inviernos demasiado fríos. Y solos. Y tristes.
Tengo 25 noches sin dormir y algunas lágrimas gastadas en cosas que no importaban. También tengo 4 lágrimas muy amargas invertidas en algo que merecía llorar durante años. Tengo 150 carcajadas de esas que hacen que te falte el aire y 10 sonrisas por compromiso. Tengo 9 deseos de infancia que se dan de hostias con las promesas que nunca cumplí. Tengo 3 consejos recibidos que entendí mucho tiempo después. Tengo unas 12 camas donde me acosté sin querer estar y 4 donde hubiera matado por despertar. Tengo 5 errores que volvería a cometer y 2 de los que me arrepiento mucho, aunque solo un poco. Tengo miles de cenas, pero pocas como aquellas 3. Y tengo 43 escalofríos que me han recorrido el cuerpo entero. 120 conciertos, 350 películas... y no soy capaz de contar las canciones. Tengo 31 tardes comiendo pipas en un parque viendo la vida pasar con mis amigos. Y 500 tardes más recordándolas unos años después. Tengo 5 adioses. En dos de ellos nunca quise despedirme en realidad. Tengo tantas cosas por decir que nunca diré y tantas que me tendría que haber callado...
Para quien quiera saberlo, esa es mi edad.
Y no tengo ni puta idea de en cuántos años cabe eso.
Acabo de darme cuenta de que se ha hecho de día. ¡Ni me he enterado! Se me pasa el tiempo volando escribiendo para vosotros/as.
¡Muchas gracias por leerme! Hasta la semana que viene.
¡Feliz cumpleaños! Gracias por hacernos tú el regalo a nosotros.
¡Felicidades! Aunque con algo de retraso. Qué ganas de seguir disfrutandi de rodo lo que haces y compartes con nosotros :)