Último día del año. Supongo que es el momento de pensar en los propósitos para el que viene. Siempre enfocados en el futuro, quemando todo a nuestro paso. Arrasar para que venga lo próximo, no vaya a ser que nos quede algo por desear. Y a mí que este año me ha dado por pensar que la vida se esconde en los detalles. Hay pequeñas cosas que no podemos evitar recordar y otras que, aunque quizá sean más importantes, mandamos al oscuro cajón del olvido. Y ni siquiera sabemos porqué. Es como si fuéramos subrayando la vida, marcando solo aquello que queremos destacar.
Este ha sido un año muy intenso, con muchas cosas nuevas. Me he mudado a la que por fin siento como mi casa. ¡Cuánto cuesta hacer de un piso un hogar! He comenzado a hacer deporte y hasta diría que me gusta. Todas las cosas dependen del ‘con quién’. También me he apuntado a inglés y he comenzado clases de piano. El profe es un argentino bastante peculiar, con pinta de rockero, que me ha animado a componer canciones juntos. Él hace la música y yo escribo la letra. Ya hemos hecho la primera. Y no ha quedado nada mal, la verdad.
Un año con muchos recuerdos, a veces duelen y otras veces abrigan. De leer y de escribir mucho. Muchísimo. Y aunque suene a tópico, también de mucho aprendizaje. Se aprende a la fuerza pero se aprende. ¿Qué remedio?
Ha sido un año de mucha música, de reconocerme en centenares de canciones. De querer llamar pero no deber. De altos y de bajos, de días de subirse a la ola y otros de hundirse en lo más hondo del mar. De querer volver a lugares que ya no existen, de mucha soledad buscada pero, a veces, sufrida. De encerrarse en la guarida, de refugiarse en los que siempre están, de quedar mucho pero conocer poco. De hacerse preguntas y de cambiar de opinión. No ha sido un mal año, pero tampoco ha sido el mejor, para qué engañarnos.
Un año en el que el podcast me ha permitido seguir conociendo a mucha gente interesante y he publicado mi segundo libro (Setenta cartas para dos inviernos). Las presentaciones fueron un chute de energía brutal. Veros allí, a muchos de los que leéis la newsletter, poder hablar un rato y decirnos las cosas mirándonos a los ojos. Gracias a todos los que llenasteis los forums de FNAC en Madrid y Barcelona. El 16 de enero nos vemos en Valencia.
En 2024 seguiremos subrayando e incluso, quizá, haciendo alguna anotación a pie de página, quién sabe. Vienen proyectos que me ilusionan muchísimo y que os iré contando por aquí, como siempre. Nos leemos.
Feliz año y feliz vida todos los días de tu vida Enric!
Gracias por todas tus palabras, escritas y habladas, este 2023. Gracias por compartir esa parte de ti que tanto inspira vidas como la mía. Gracias por estar tan cerca estando tan lejos. Gracias, gracias y gracias.
Feliz Año 2024!! Te leo con retraso después de vivir la elección de acabar un año y empezar otro de forma muuuuy diferente a como siempre me habían contado: aislada en la montaña para crear vínculos reales con personas. Sin duda una experiencia de las más excepcionales para conectar de verdad y recuperar la magia de lo auténtico de las relaciones entre personas.
Como siempre defines de forma extraordinaria hasta lo menos bonito. Brutal las emociones sentidas al leer: "[...]De altos y de bajos, de días de subirse a la ola y otros de hundirse en lo más hondo del mar. De querer volver a lugares que ya no existen, de mucha soledad buscada pero, a veces, sufrida. De encerrarse en la guarida, de refugiarse en los que siempre están, de quedar mucho pero conocer poco. [...]"
Gracias por compartirte. Quizás algún día me atreva a acercarme en tus presentaciones y no solo a escucharte y leerte.
2024 empieza bonito y fuerte. Gracias por seguir dando tanto con tus letras.