Pensemos lo que pensemos y hagamos lo que hagamos no somos muy originales. Incluso lo más rompedor que se nos ocurra estará condicionado o inspirado por todo lo que hemos visto y escuchado de otras personas que estaban en este mundo antes que nosotros. Vamos… que diga lo que diga nuestro ego, no somos tan importantes.
Nunca he conocido a nadie muy creativo que no haya leído un libro o no haya visto una serie o una película, que nunca haya escuchado una canción o asistido a una conferencia. Somos el resultado de todo lo que impacta en nuestra vida. Y de esa mezcla sacamos nuestra propia voz. Pero insisto, nada demasiado original. Hace 2.000 años los grandes filósofos ya se planteaban las mismas preguntas que nos hacemos ahora. Llevamos milenios hablando de los mismos temas y todavía seguimos sin encontrar respuestas, quizá porque lo único verdaderamente importante sea hacerse las preguntas.
Al final, creo que esto va de tener una conversación con nosotros mismos. Tan simple como eso. El resto están para darnos feedback. La vida es un juego de espejos en el que, a través de los otros, nos vamos diciendo a nosotros quién somos. Interactuando con los demás vemos cómo sería nuestra versión aburrida, nuestro yo más divertido, quién querríamos ser y quién no. O quién no seremos nunca. Curiosamente, es al compararnos con el otro cuando encontramos nuestro yo. Por eso nos encanta criticar y juzgar a los demás, porque ese espejo nos aporta mucha información sobre quién somos nosotros, que al fin y al cabo es lo único que nos importa. Por eso es tan cierta la frase de: “lo que digo sobre el otro dice mucho más de mí que del otro”.
Tengo un grupo de amigos al que cuido porque eso significa que SOY buen amigo/a. Educo a mis hijos con paciencia y mimo porque SOY un buen padre o madre. Opino sobre ciertos temas en redes sociales porque SOY de una determinada forma. Interactuamos con el mundo, pero detrás de cada cosa que hacemos solo estamos hablando con nosotros mismos para intentar descubrir quiénes somos.
Buena reflexión, somos producto de nuestra historia, nuestra familia, los lugares que hemos visitado o donde hemos vivido, las experiencias que nos han marcado. me gusta tu planteamiento porque me parece novedoso aunque no sé si estoy tan de acuerdo. Por lo menos nos hace para y reflexionar el día de hoy. Gracias Enric!
Durante media vida fui esa clase de persona que creia que era buena amiga, buena empleada, buena hermana......bla bla, hasta que como bien dices tuve esa conversacion conmigo y la sigo teniendo diariamente, solo entonces me di cuenta que siempre para alguien hemos sido los "malos" incluso a veces con nosotros mismos, pero definitivamente comparar nos ayuda a mejorar siempre que lo hagas desde la consciencia de crecer y no desde la de criticar, porque cuando nos damos cuenta de que queremos eso que tiene el otro y por eso criticamos, nos damos cuenta de que no somos "tan buenos" como pensabamos y eso j*de.