Hoy hemos estado en The Wild Bunch, el club privado donde hacemos No tiene nombre, grabando un capítulo de Jefa de tu vida, el podcast de Charuca. El capítulo ha quedado muy divertido, ya lo escucharéis. Pero lo que ha pasado después ha sido increíble…
Al salir de la sala en la que estábamos, Uri, el fundador del club, nos ha presentado a algunas personas que justo estaban llegando para el evento de esta noche. Nombres, dos besos y encantados, lo de siempre. Pero cuando ha presentado a Charo a una chica colombiana que venía al evento, la chica se ha quedado paralizada y ha preguntado con la voz temblorosa: Charo… pero… ¿eres Charuca? A lo que Charo evidentemente ha respondido que sí.
La chica se ha puesto a llorar sin poder controlarlo. Le brotaban las lágrimas como si hiciera años que esperaba ese momento. Todos nos hemos quedado petrificados sin saber muy bien qué estaba pasando y entonces nos ha contado que Charo la salvó. Que cayó en una terrible depresión y los textos y la papelterapia de Charuca le devolvieron la motivación y las ganas de vivir. Se han fundido en un abrazo y todos hemos flipado.
Justo hacía un rato yo hablaba con Nacho de un podcast que le recomendé y de lo mucho que nos ha inspirado a los dos. Y pensaba en el poder que tiene esto de la comunicación.
Tengo la inmensa suerte de recibir cada día mensajes preciosos respondiendo a los podcast, la newsletter o el libro. Y no me quiero acostumbrar. No quiero que ninguno sea otro mensaje más. Porque detrás de cada uno hay una persona a la que estás ayudando, inspirando, acompañando, entreteniendo o vete tú a saber qué más. Quizá salvando.
Gracias a todos los que estáis ahí detrás apoyando porque sois el motor de todo. No me voy a acostumbrar. Nunca.
Gracias a ti por escribir tan bonito y hacernos reflexionar con cada newsletter… me gustan tanto que las comparto con mi círculo.
No dejes de hacerlo porque cada semana la esperamos para que nos sorprendas
Gracias a ti, aprendemos mucho de cada podcast. Mejoráis nuestra vida. No dejes de hacer lo que te gusta. Es maravilloso sentir que ayudas a alguien. Porque decía un sabio que el que no vive para servir, no sirve para vivir. Un abrazo.