Nada me gusta más que ver las luces de la carretera desde lejos. Hileras infinitas de farolas que iluminan cientos de kilómetros de asfalto. Camiones y choches circulando, bañados por las luces nostálgicas de unos palos fríos que ven impertérritos la vida pasar. La carretera de noche rezuma una melancolía difícil de explicar. Ir en coche por carretera viendo las estrellas es un momento íntimo y reflexivo que te pone en un estado de ánimo especial. Las autopistas de noche tienen magia.
Y mirando esas luces, precisamente después de ver el espectáculo Nada es imposible del Mago Pop, venía pensando que realmente hay pocas cosas que sean imposibles. Quizá son improbables o nos da pereza hacerlas, o son sueños del pasado por los que ya no queremos luchar. Porque los sueños también cambian y se actualizan. Y no pasa nada. Pero las cosas imposibles son difíciles de encontrar.
Esta semana he visto a la actriz Úrsula Corberó sentada en el sillón del Tonight Show de Jimmy Fallon, el late night más importante (y visto) del mundo. Úrsula Corberó, aquella chica que veíamos en Física o Química, sentada en el plató más importante del planeta contando, en un inglés perfecto, el día en el que Madonna le dijo que era muy fan de su personaje en La Casa de Papel. Si se lo dicen hace 10 años hubiera dicho… que era imposible.
Pero no lo es. Nada lo es.
¡Muchas gracias por leerme! Hasta la semana que viene.
Madona fan de Tokio! Nada es imposible. Quien sabe si algún día te veremos a ti en ese sillón, así que ve practicando inglés
Cuando mi hermano mayor se sacó el carnet de conducir, adoraba que se colara en mi habitación por la noche y me dijera: oye, ¿vamos a conducir un rato? Sin hablar, solo la música de fondo y las carreteras infinitas con el cielo lleno de estrellas. Enric, gracias.