El miedo es el arma más potente que existe. Nacemos con miedo porque no sabemos dónde estamos y morimos con miedo porque no sabemos a dónde vamos.
El miedo está detrás de todas las decisiones que tomamos. Miedo a enamorarse, miedo a estar solo, miedo a arruinarse, miedo a enfermar, miedo a morir, miedo a no encajar, miedo a perder, miedo a fracasar. Miedo, miedo, miedo.
Aunque no lo parezca, el miedo está detrás de muchas de las modas actuales: comer bien y hacer deporte por miedo a enfermar, hacer mucha formación por miedo a no ser suficiente, trabajar más que otros por miedo a perder, trabajar menos que otros por miedo a estar perdiéndome la vida. Cuidar el planeta por miedo al calentamiento global, viajar por miedo a aburrirme, no viajar por miedo al avión… No digo que no haya causas nobles en algunas de estas cosas, solo reflexiono sobre que detrás de todo está el miedo.
Estamos muertos de miedo y buscamos calmarla en cada cosa que hacemos.
La religión también juega con el miedo. Por eso tiene que existir algo llamado fe. Porque venden algo que no se puede demostrar. Pero crees en ello porque la alternativa es no saber. Y no saber da mucho miedo.
Y como dice mi amigo Ferran Cases, como la religión ya no convence, ahora nos hemos inventado la espiritualidad. Que es exactamente lo mismo, pero más moderno. En cualquier grupo de amigos de los treinta a los cuarenta se oye aquello de: “Yo no creo en la religión, creo en la espiritualidad”. Que es cambiarle el collar al mismo perro.
Por miedo hacemos lo que hacemos y creemos lo que creemos. Y me pregunto: ¿Qué haríamos y, sobre todo, en qué creeríamos si no tuviéramos miedo?
Tal como lo escribes, veo el miedo como el motor del mundo, tanto en acciones positivas como negativas. Pero quiero creer que el amor es un amor tan o más potente que ese miedo. Y me preguntó, cómo hacerlo? Como revertirlo? Igual cambiar el cuidarse como miedo a enfermar por un cuidarse por amor a uno mismo. Cambiar el cuidar el planeta por miedo a cuidarlo por amor a él . Cambiar el aprender por miedo a quedarse atrás por aprender por amor a seguir creciendo.
Sólo hay dos fuerzas impulsoras en el ser humano: el miedo y el amor. El miedo apareció antes, es más primitivo y nos ayudó a sobrevivir y miles de años después es el que nos sigue impulsando, y como bien has explicado, a veces para bien pero otras solo es una fuerza que paraliza.
La acción de hacer desde el amor parece que ya implica fe en sí misma pero debería ser la vía principal y otro gallo nos cantaría. No hay que olvidar que en el sistema en que vivimos también se nos "gobierna" desde el miedo. Este tema da para mucho. Bien visto Enric 🙌