Feliz verano.

Andaba el otro día por Barcelona y me sorprendió la cantidad de cosas que descubro cada vez que la paseo. Tiendas, rincones, calles, lugares, monumentos… Siempre encuentro algo nuevo que me interesa en mi propia ciudad. Y me hizo pensar que nunca conoceremos nada completamente. Es imposible, porque todo cambia de forma constante. También las personas. Incluso nosotros mismos.

Nunca conoceremos nada ni a nadie al 100%. Siempre quedará algún rincón por descubrir, una zona oscura que no verá la luz. Y no sé si la idea me gusta o me aterra. Tampoco entiendo la obsesión del ser humano en conocer la verdad de todo. Esa falsa sensación de control que necesitamos constantemente a través de saber todos los datos. Qué más dará la verdad, si ni siquiera existe. O en todo caso será una verdad momentánea. Mañana todo puede cambiar y seguirá siendo cierto.

Incluso puede ser que haya personas que nos conozcan diferente. Una madre te conoce de una manera, un amigo de otra y un hijo de forma totalmente distinta. No somos alguien concreto, sino la proyección que cada uno hace de lo que conoce de nosotros. Y ahí hay más de la otra persona que de nosotros mismos. A veces pienso que en eso consiste el juego de la vida, en conocernos a través de quien nos vamos encontrando. 

Por eso vivimos intentando saber qué pasará. Somos yonkis de la predicción, pero siempre a partir de cómo interpretamos nosotros la vida. Y solo a veces, muy de vez en cuando, coincide con lo que acaba pasando. Y de aquellas expectativas, estas decepciones. Que no son más que el desequilibrio entre lo que esperábamos y lo que ha sucedido en realidad. 

Esta es la última newsletter de la temporada. Una temporada que me he inventado yo, claro. Y que acaba justo hoy. Quiero darte las gracias a ti que estás leyendo esto por abrir el mail cada sábado por la mañana y dedicar un ratito a leer lo que escribo. Le da sentido a hacerlo. Y gracias de verdad a todos/as los que ponéis comentarios, compartís la newsletter en redes sociales o me mandáis un mail. En serio, gracias. Nos leemos en septiembre. 

¡Feliz verano!