Quien quiere tener éxito profesional masivo no tiene que estar preparado para que la gente le quiera, sino para que la gente le odie. Es curioso porque desde fuera solo vemos la otra cara de la moneda. Relacionamos el éxito de los demás con amor y alabanzas, que también existen, pero esa es la parte fácil, porque al amor te acostumbras rápido. Es el odio el que frena. El éxito masivo es sinónimo de exposición e inevitablemente viene acompañado de haters. Uno tiene éxito cuando hace lo que no es capaz de hacer la mayoría y eso despierta la envidia, que es el peor sentimiento del ser humano. Y la mayoría no está dispuesta a vivirlo. Por eso el éxito es de minorías.
Aunque parezca lo contrario, estar preparado para ser odiado es estar realmente preparado para el éxito.
Es curioso como a nuestro ego le desequilibra más una mala palabra que cien buenas. Y eso da miedo, y frena.
Gran reflexión 👏🏻
Por eso quizá los problemas aparecen cuando el éxito llega cuando eres joven, al hacerte mayor lo que opinen los demás (o esos haters de los que hablas) cada vez te importa menos.
Con la experiencia ganas también seguridad en ti mismo y eso hace que la envidia de los demás te traiga al pairo.