Hola de nuevo. Digo de nuevo porque he estado dos semanas sin publicar newsletter. El motivo de no publicar es que he tomado la decisión de escribir cuando tenga algo que decir y no por obligación. Ventajas de que esto no sea un periódico que me paga por escribir, sino algo que hago porque me gusta.
Estoy en París (medio trabajando, medio de ocio) y esta mañana hemos dado una vuelta por las galerías Lafayette, un centro comercial de lujo frente al edifico de la Opera. Paseando por las galerías pensaba en que nadie quiere dinero. De hecho, cuando lo tenemos lo gastamos. Solo lo necesitamos para comprar cosas. Pero, en realidad, estamos comprando la sensación que hay detrás de las cosas que pagamos. Ya sea: estatus, seguridad, poder, libertad… cada uno sabrá lo que necesita.
Observar en qué nos gastamos el dinero es una buena forma de saber qué sensaciones necesitamos en nuestra vida. Porque aunque siempre se diga lo contrario, este mundo no lo mueve el dinero, sino las emociones. Eso lo saben los que venden las cosas que pagamos y por eso siempre van asociadas a una emoción, que es lo que de verdad estamos comprando.
La casa donde vivimos, el coche que tenemos, la ropa que llevamos, el ordenador que usamos… Todo habla de quienes somos. Y sobre todo de quienes queremos ser. Las cosas no servirían de nada si no llevaran asociada una emoción. Eso es lo que hacen las marcas, asociar sentimientos a las cosas materiales. Hace poco, mi amigo Fernando me contó en el podcast No Tiene Nombre, que en las catas a ciegas la gente prefiere el sabor de Pepsi que el de Coca-Cola, pero en cambio cuando podemos ver la marca preferimos Coca-Cola. Eso es el resultado de asociarla durante años a la felicidad. ¿Queremos quitarnos la sed o ser felices cuando pedimos una Coca-Cola? ¿Queremos viajar o sentirnos libres? ¿Queremos una alarma o sentirnos seguros? ¿Queremos un bolso o mostrar al mundo nuestro estatus por su precio? Y así todo.
Y lo que de verdad nos fastidia de no tener dinero es no poder no disponer de la llave que nos lleva a esas sensaciones. Porque en el fondo, hemos venido a sentir.
Si que has abierto un melón si... Yo creo q el dinero está muy relacionado con la libertad pero a la vez somos tan esclavos de él...
Que curioso que digas esto, hace pocos días reflexionaba sobre si la idea de viajar es impuesta o una real necesidad. Me sentía un bicho raro por no sentir la necesidad/deseo de viajar, quizás sea porque ya me siento libre... gracias por este texto.