He comenzado un diario. Todo empezó con la compra de “La vida lenta”, de Josep Pla. Un libro que recopila las vivencias del escritor y periodista catalán durante los años 1956, 1957 y 1964. Escribo lo que he hecho ese día y también cómo me he sentido. No hay secretos pero nunca lo publicaría. Es sorprendente cuánta intimidad cabe en lo cotidiano. Los grandes miedos, las preguntas sin respuesta, los anhelos, las mentiras que nos contamos y las verdades incómodas que ya no podemos escondernos se cuelan inevitablemente en los pensamientos del día a día.
Este año quiero viajar más. O convencerme de que estoy aprovechando el tiempo, no lo sé. Es extraña la sensación que siento cuando estoy en un avión. Siempre es más de huida que de aventura. No tengo ni idea de qué huyo, pero me acaba encontrando, esté donde esté. Alguna vez he pensado que huyo de estar bien. Suena raro, pero la serenidad, a veces, puede incomodar. Es como llegar a una cima y que la alegría del sueño cumplido se mezcle con el vértigo de no saber cuál es el próximo reto. Algo así.
Me gusta volver a casa después de un viaje. Sentir que existe mi sitio en el mundo. Los sábados por la mañana son mi momento favorito de la semana. He puesto una lavadora, escucho a mi vecina canturrear, leo un rato a Milena Busquets. Me apetece ir a Cadaqués. Quiero vivir en los años 70. Me escriben por Instagram, contesto lo que puedo. He abierto una cuenta de ahorro para comprarme una casa en la montaña. Supongo que estas son las cosas que se hacen cuando eres adulto.
Escucho música y escribo. Hace tiempo que no me enamoro. No tengo ganas de conocer a nadie. Pienso en mandar un mensaje. Desisto. No hay nada peor que idealizar a alguien porque se convierte en insuperable. No sé por qué pero cada vez le doy más importancia a que todo sea bonito. Las cosas que compro, los textos que escribo, las relaciones que tengo, las fotos que hago, las personas que conozco… Necesito que el mundo sea bonito. Esta semana he tenido sesión con mi psicóloga. Hacía meses que no hablábamos, pero el diario ha removido cosas. O quizá las he removido yo y por eso he comenzado a escribirlo.
Será posible que en cada uno de tus textos encuentre parte de mí misma?? Es sorprendente como me siento cuando los leo y encuentro pensamientos, sensaciones y emociones reflejadas en tus newsleters como si fueran las mías propias. Será que todos somos bastante iguales? Nos esforzamos por ser diferentes, especiales, destacar en algo y que nos lo reconozcan.... y al final lo que queremos es ser igual al otro para sentirnos comprendidos y reconfortados.
Gracias por todo lo que compartes!!! Tus palabras siempre sientan bien. Abrazan!
Eres parte de la belleza que buscas afuera.