He comenzado a ver la serie Berlín, el spin-off de La Casa de Papel basado en uno de sus personajes más carismáticos, interpretado magistralmente por Pedro Alonso. La serie original ya me gustó porque detrás de las escenas de acción había una reflexión más profunda. En esta pasa lo mismo. Robar una galería de arte en París es solo una excusa para hablar de… el amor.
Dicen que si alguien te gusta por su físico es deseo, si te gusta por su inteligencia es admiración, si te gusta por las cosas que tiene es interés, pero si no sabes por qué te gusta, eso es amor. Me gusta la idea de que escape a nuestro control, de no saber porqué nos enamoramos de alguien. Simplemente pasa.
—El amor de tu vida es una patraña. El amor se gasta. Lo único que tiene sentido es el principio. Eso es lo maravilloso. Cuando todas las canciones te hablan de ella. Cuando no puedes parar de contárselo todo mientras estás cenando sin dejar de sonreír. —Dice Berlín en la serie.
Yo no tengo ni puta idea de lo que es el amor. Pero sí creo que, más que el amor para toda la vida, lo que debería existir es una vida para cada amor. A los veinte años tenía claro que el amor podía ser para siempre, pero cuanto más mayor te haces, menos crees. Aunque quede menos vida. Ahora lo que creo es que a cada historia hay que dedicarle una vida entera. Pensar que será para siempre (sino para qué), aunque sepas que puede durar dos semanas. Porque si algo te enseña el amor es que el tiempo vivido no siempre determina el tiempo recordado. Hay años que se olvidan y semanas que recuerdas siempre. Y si no que se lo pregunten a los amores de verano.
No sé lo que es el amor, pero sí sé lo que quiero que sea. El amor tiene que ser pasión al principio. Si no hay eso, olvídate, no hay nada. Que un mensaje suyo te cambie el día. Sentirte inmortal. El amor es que se pare el tiempo cuando está, no querer hacer otra cosa. Es sentirte en paz solo con que te mire. El amor es ir con todo. Que desaparezca el mundo a su alrededor. Mirarla y preguntarte cómo has podido vivir sin ella hasta ahora y cómo es posible que no se enamore todo el mundo a su paso. Saber que la hostia puede ser tremenda y seguir avanzando sin mirar atrás. El amor es tener celos, por supuesto. Hasta celos retroactivos. Celos de quien vio esos ojos mirándole así antes que a ti. El amor es tener prisa por mostrarle tu mundo. Tus canciones, tus películas, tus manías, tu pasado, tus historias… El amor es hacer planes, desde el día uno. Soñar, proyectar, compartir, avanzar juntos. El amor es un terremoto, de escala un millón, en el que no te importaría morir.
Pero el amor también es confianza. Es sentirte seguro. El amor es ternura. El amor es poder tener días malos a su lado cuando no te aguantas ni tú. Ser equipo. El amor son silencios bonitos, es complicidad. El amor es descubrirla y descubrirte en ella. El amor es que ya no existan problemas propios. El amor es comprensión. El amor es paciencia. También son momentos de mierda, discusiones y miedos. El amor es buscarla con la mirada en una cena llena de gente y entenderse con un gesto. El amor es cuidar y que te cuiden. El amor es sentirte en casa. Es calma, es paz. El amor es tener un idioma propio que solo vosotros podéis descifrar. El amor es pensar en ella cuando te pasa algo malo, pero sobre todo cuando te pasa algo bueno. El amor es apoyo y es celebrar. El amor es admirarla, sentirte orgulloso. El amor es conversar. El amor es partirse de risa juntos. El amor es tiempo.
Y pasa poco. Muy poco. Pero cuando pasa, es la hostia.
Pocas veces nos asomamos a los ojos del otro, a ver qué vemos de nosotros.
Creo que ahí puede estar el secreto del amor apasionado y también del amor tranquilo.
Cuando el otro es capaz de saltar por encima de sus prejuicios para poder verte de verdad. Verte como realmente eres y que le gustes así, genuina.
Esa sensación es la leche.
Y por eso es tan importante trabajar en conocernos a nosotros mismos.
Saber quién eres y que te guste tanto que no consientas que nadie pretenda cambiarte.
Aceptarlo y defenderlo es el primer paso para crear vínculos sanos, poner nlímites necesarios y fomentar relaciones amorosas, cálidas y duraderas.
#amordelbueno
Quien lo probó lo sabe