Nunca se echa de menos todo de alguien. Ni nada. Es imposible. De todo el mundo echas de menos algo. Aunque a veces sea la cosa más tonta la que te hace saltar la alarma. Un olor, una expresión o un paquete de galletas en el súper. Nunca sabes por dónde atacará la nostalgia.
Echar de menos es querer de más. Y no hay manera de esconderte de tus propias emociones. Querer de más lo que imaginaste, querer de más lo que no funcionó, querer de más lo que ya no existe. Echar de menos es no querer dejar de querer.
Y cada uno tiene su forma de echar de menos. Como un traje emocional que vamos construyendo a nuestra medida. A veces te queda un poco grande y otras aprieta tanto que tienes que desnudarte para poder respirar.
Echar de menos es tener una llave que sabes que ya no abre la puerta de donde fuiste feliz. Es que no te baste contigo, es que no te valga nada. Echar de menos es perderse en un lugar oscuro donde solo otra persona sabe encender la luz. Echar de menos es contarse una mentira que duele de verdad.
Llevo 2 semanas separada. Que real tus palabras. Cuanto se echa de menos. Hasta lo más insignificante.
“Echar de menos es perderse en un lugar oscuro donde solo otra persona sabe encender la luz.”
Enhorabuena, vaya delicia de texto. Para mí uno de los mejores