El verano no es solo que haga calor. El verano es mucho más que una época del año. El verano son sus noches, es un olor, es un ritmo. El verano es una luz especial, es cenar en terrazas bonitas, es pasear de noche. El verano es enamorarse.
Cuando somos niños el verano es ir en bici a deshoras, comer helados, andar todo el día sudado y con las rodillas llenas de rasguños. El verano es cambiar de casa. El verano es pueblo. Conocer a otras personas y dejar de ver a las de siempre. Descubrir cosas nuevas y echar de menos. El verano era pasar más tiempo en familia, conversaciones de adultos entre granizados y horchatas. Piscinas, cloro, agua en los oídos y arrugas en las yemas de los dedos. El verano era playa, sombrilla y chiringuito. El verano eran canciones fáciles que morían en septiembre.
Ahora de repente es julio y la vida sigue casi igual. Simplemente hace más calor y hay más mosquitos. El otro día escuchaba en un podcast que tener un hijo es volver a vivir muchas cosas por primera vez a través de sus ojos. Y seguramente es verdad. Quizá al hacernos adultos se nos va olvidando lo que de verdad importa.
Pero yo no quiero dejar de vivir EL VERANO. Con todo lo que tiene de bueno. Con sus días eternos y sus noches mágicas. No quiero dejar de tener esa sensación, tan de septiembre, de dejar atrás una película preciosa e irrepetible que hasta el año que viene no podrás volver a vivir.
Hola Enric. El verano siempre está, pero es inevitable dejar de sentirse cómo niños en un momento de nuestra vida. Yo también extraño mucho esas emociones. Esos sentimientos que sólo se vivían en esa época del año.
Es cierto: cuando tienes hijos vuelves a revivir algunas cosas. Recuerdas esa etapa de la infancia, aunque por desgracia es a través de ellos ☺️.
Por eso es tan importante disfrutar el momento que vivimos. Después sólo es un recuerdo.
Disfruta! Un abrazo.
Yo creo que la vida ha cambiado tanto que los veranos de mi hijo poco tienen que ver con los que tuve yo. No obstante gracias por recordarme los míos.